martes, 23 de julio de 2013

Rechaza el Papa la cultura de exclusión

Río de Janeiro— A las 10:30 de la mañana, justo al llegar a Río de Janeiro, el Papa Francisco aparece en la zona del avión dedicada a los periodistas. A diferencia de sus predecesores, que contestaban unas cuantas
preguntas pactadas, Jorge Mario Bergoglio decide explicar en unos minutos el sentido de su viaje a la


Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y luego saludar uno a uno, durante una hora, a los 70 enviados especiales.

De pie, sin papeles delante y ni una cita a Dios o la Iglesia, el Papa Francisco lanza un fuerte mensaje contra “la cultura del descarte”, que no sólo amenaza a los jóvenes –una generación sin trabajo por la crisis mundial– sino también a los adultos mayores.

“Los dejamos de lado”, explica el Papa, “como si no tuvieran nada qué ofrecernos, pero tienen la sabiduría de la vida, de la historia, de la patria, de la familia. Un pueblo no tiene futuro si no va adelante con los dos extremos: con los jóvenes porque tienen la fuerza y con los mayores porque tienen la sabiduría de la vida”.

El Airbus 330 de Alitalia, con el código AZ4000, que se destina a los vuelos papales, despega de Roma, cruza el Mediterráneo para sobrevolar Argelia, Mauritania y Senegal antes de alcanzar el Atlántico con destino a Brasil. Es su primer viaje internacional.

Ahora, el Papa quiere atraer la atención de los focos hacia quienes, por jóvenes o por mayores, por culpa de la crisis internacional o por egoísmo de un presente que no mira al futuro ni se acuerda del pasado, se están quedando en la cuneta. “Este primer viaje”, advierte Francisco, “es para encontrar a los jóvenes, pero en el tejido social, no aislados de la vida”.

“Cuando aislamos a los jóvenes”, explica el Papa, “cometemos una injusticia. Les quitamos la pertenencia: a una familia, a una patria, a una cultura, a una fe... No debemos aislarlos de la sociedad. Ellos son el futuro de un pueblo pero no sólo ellos. Ellos son el futuro porque tienen la fuerza, son jóvenes, van hacia adelante. Pero en el otro extremo de la vida, los ancianos son también el futuro de un pueblo. Pienso muchas veces que estamos cometiendo una injusticia con los ancianos. Y por eso os digo que voy a Río a encontrar a los jóvenes, pero en su tejido social, principalmente al lado de los adultos mayores”.

El Papa Francisco llegó ayer lunes a Rio de Janeiro, donde miles de jóvenes católicos le aguardaban con los brazos abiertos como la simbólica imagen carioca del Cristo Redentor en el cerro del Corcovado, para una jornada de evangelización en la que predominarán la lucha contra la pobreza y el ejercicio de la humildad.

Se espera que al menos un millón de personas participen en la Jornada Mundial de la Juventud , que se extenderá hasta el 28 de julio.

En un mundo donde las mismas cifras de la Iglesia dan cuenta de una reducción de sus seguidores, el encuentro de los jóvenes, una jornada que promueve el Vaticano desde fines de los años 80, la religiosidad expresada por muchachos y muchachos de toda la región sorprende hasta a los mismos peregrinos.

La Policía dispersó a cientos de manifestantes, que protestaban contra el gasto público de la visita del Papa a Brasil, con gases lacrimógenos y chorros de agua tras la reunión del Pontífice con la presidenta Dilma Rousseff en el palacio Guanabara.

Cientos de manifestantes corrían en todas direcciones cerca del palacio, sede del Gobierno estatal de Rio. Un fotógrafo de prensa yacía en el suelo en medio de la multitud con la cara sangrando de manera abundante.

Un policía en el lugar dijo que los manifestantes fueron dispersados luego de que lanzaron un coctel molotov contra las fuerzas del orden. Al menos un manifestante que llevaba una máscara de “Anonymous” fue arrestado.


FuenteElDiario

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