Fundado el 28 de abril de 1913 por un decreto presidencial, este museo nació con la misión de coleccionar las reliquias de valor histórico, principalmente de las guerras independentistas de la metrópoli española, y contribuir a robustecer el culto a los héroes cubanops y a arraigar los sentimientos patrióticos.
La creación del Museo fue una iniciativa impulsada por el arquitecto Emilio Heredia, quien buscó el respaldo de instituciones públicas y privadas, religiosas, de artistas y coleccionistas que donaron, prestaron y depositaron sus obras para iniciar el proyecto.
La proyección inicial fue polivalente pues reunía obras, objetos y documentos de historia, arqueología, etnografía, artes decorativas y artes plásticas, los que se concentraron en la nueva sede que tuvo el Museo a partir de 1954.
Sólo poco después de 1967, el gobierno encabezado entonces por Fidel Castro decidió crear otros museos en La Habana para acoger todo lo que no fuese artes plásticas y disminuir con ello la carga que pesaba sobre el MNBA para formalizar la creación de las salas de arte cubano exclusivamente.
Esas salas se consolidarían con el tiempo sobre la base de una representación cronológica, de momentos, escuelas y periodos en dos grandes conjuntos: Arte colonial y cambio de siglo, y Arte moderno y contemporáneo.
Las colecciones extranjeras quedaron agrupadas en los rubros Antiguedad y Pintura europea; Arte americano con las secciones de Estados Unidos y Latinoamérica; y Arte asiático (especialmente la colección de grabados Ukiyo-e), lo que implicó una remodelación no solo museológica general, sino también física.
La nueva sede es, desde 2001, el elegante edificio del antiguo Centro Asturiano de La Habana, localizado en las áreas colindantes del Parque Central, lo que permitió que las colecciones quedaron agrupadas de manera definitiva en esas dos sedes, una de ellas dedicada al Arte cubano y otra al Arte universal.
El edificio imponente, monumental y atractivo, es un gran palacio de estilo ecléctico que tiene seis niveles, domina el entorno del céntrico Parque Central, una ubicación privilegiada dentro de la trama urbana de La Habana.
Desde su entrada, el visitante puede admirar escaleras y amplios salones construidos con mármoles de Carrara y una espléndida vidriería española de principios del siglo XX en consonancia con el boom de la arquitectura monumental.
Con una distribución espacial reformada para su nueva función, en sus salas especializadas pueden encontrarse cuadros de una de sus colecciones emblemáticas, la Europea, fundamentalmente compuesta por obras de los siglos XV al XIX, y la de Arte antiguo, que fue donada por Joaquín Gumá,el Conde de Lagunillas.
Considerado entre las más importantes del mundo, ese surtido destaca por la variedad y riqueza de más de 600 piezas únicas, y se exhibe en orden cronológico y geográfico.
La de Arte español conserva más de 700 piezas, la más numerosa de todas las series internacionales del museo y la mayor colección de obras que se mantiene fuera del país ibérico.
En esa área destacan piezas del siglo XV hasta el XX, de autores del Siglo de Oro español, como como Luis Tristán, José de Ribera, Francisco de Zurbarán, Bartolomé Esteban Murillo, Eugenio Lucas Velázquez, Raimundo de Madrazo, Ignacio Zuloaga, Pablo Picasso, Joan Miró y además de un amplio conjunto de pinturas de Joaquín Sorolla.
El edificio más moderno del MNBA, conocido como el Palacio de Bellas Artes, fue concebido como una gran galería de exposiciones donde están expuestas obras de los grandes maestros de la plástica cubana como Wilfredo Lam, Carlos Enríquez, Fidelio Ponce, Víctor Manuel, Maro Carreño, René Portocarrero, Amelia Peláez, Rita Longa y Roberto Fabelo, entre otros muchos.
Ese conjunto de arte cubano, que resume unos tres siglos, reúne más de 4.300 pinturas, 12.800 diseños y grabados y 285 esculturas, además de fotografías y ejemplares de artes gráficas.
El MNBA mantiene intercambios con instituciones similares de España, Holanda, Canadá, México, Italia, Argentina, Venezuela, Ecuador, China, Austria, Japón y Estados Unidos, entre otras naciones.
La creación del Museo fue una iniciativa impulsada por el arquitecto Emilio Heredia, quien buscó el respaldo de instituciones públicas y privadas, religiosas, de artistas y coleccionistas que donaron, prestaron y depositaron sus obras para iniciar el proyecto.
La proyección inicial fue polivalente pues reunía obras, objetos y documentos de historia, arqueología, etnografía, artes decorativas y artes plásticas, los que se concentraron en la nueva sede que tuvo el Museo a partir de 1954.
Sólo poco después de 1967, el gobierno encabezado entonces por Fidel Castro decidió crear otros museos en La Habana para acoger todo lo que no fuese artes plásticas y disminuir con ello la carga que pesaba sobre el MNBA para formalizar la creación de las salas de arte cubano exclusivamente.
Esas salas se consolidarían con el tiempo sobre la base de una representación cronológica, de momentos, escuelas y periodos en dos grandes conjuntos: Arte colonial y cambio de siglo, y Arte moderno y contemporáneo.
Las colecciones extranjeras quedaron agrupadas en los rubros Antiguedad y Pintura europea; Arte americano con las secciones de Estados Unidos y Latinoamérica; y Arte asiático (especialmente la colección de grabados Ukiyo-e), lo que implicó una remodelación no solo museológica general, sino también física.
La nueva sede es, desde 2001, el elegante edificio del antiguo Centro Asturiano de La Habana, localizado en las áreas colindantes del Parque Central, lo que permitió que las colecciones quedaron agrupadas de manera definitiva en esas dos sedes, una de ellas dedicada al Arte cubano y otra al Arte universal.
El edificio imponente, monumental y atractivo, es un gran palacio de estilo ecléctico que tiene seis niveles, domina el entorno del céntrico Parque Central, una ubicación privilegiada dentro de la trama urbana de La Habana.
Desde su entrada, el visitante puede admirar escaleras y amplios salones construidos con mármoles de Carrara y una espléndida vidriería española de principios del siglo XX en consonancia con el boom de la arquitectura monumental.
Con una distribución espacial reformada para su nueva función, en sus salas especializadas pueden encontrarse cuadros de una de sus colecciones emblemáticas, la Europea, fundamentalmente compuesta por obras de los siglos XV al XIX, y la de Arte antiguo, que fue donada por Joaquín Gumá,el Conde de Lagunillas.
Considerado entre las más importantes del mundo, ese surtido destaca por la variedad y riqueza de más de 600 piezas únicas, y se exhibe en orden cronológico y geográfico.
La de Arte español conserva más de 700 piezas, la más numerosa de todas las series internacionales del museo y la mayor colección de obras que se mantiene fuera del país ibérico.
En esa área destacan piezas del siglo XV hasta el XX, de autores del Siglo de Oro español, como como Luis Tristán, José de Ribera, Francisco de Zurbarán, Bartolomé Esteban Murillo, Eugenio Lucas Velázquez, Raimundo de Madrazo, Ignacio Zuloaga, Pablo Picasso, Joan Miró y además de un amplio conjunto de pinturas de Joaquín Sorolla.
El edificio más moderno del MNBA, conocido como el Palacio de Bellas Artes, fue concebido como una gran galería de exposiciones donde están expuestas obras de los grandes maestros de la plástica cubana como Wilfredo Lam, Carlos Enríquez, Fidelio Ponce, Víctor Manuel, Maro Carreño, René Portocarrero, Amelia Peláez, Rita Longa y Roberto Fabelo, entre otros muchos.
Ese conjunto de arte cubano, que resume unos tres siglos, reúne más de 4.300 pinturas, 12.800 diseños y grabados y 285 esculturas, además de fotografías y ejemplares de artes gráficas.
El MNBA mantiene intercambios con instituciones similares de España, Holanda, Canadá, México, Italia, Argentina, Venezuela, Ecuador, China, Austria, Japón y Estados Unidos, entre otras naciones.
Fuente: spanish.china.org.cn
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