domingo, 17 de febrero de 2013

Miami: Wynwood reúne lo mejor del arte callejero

A 5 minutos del Downtown, esta zona abandonada se reconvirtió en la meca del arte emergente con sus impactantes murales, grafitis y decenas de galerías

Wynwood es de esos barrios a los que hasta hace pocos años había que evitar de día, y de noche directamente no se lo podía pisar. Calles tapadas de basura, vecinos de malas mañas, abandono en cada esquina y crimen al por mayor. Hoy, este distrito al norte del Downtown de Miami cuenta con una de las mayores concentraciones mundiales de street art -el sinónimo cool de grafiti-, además de 70 galerías de arte contemporáneo, museos, ateliers y espacios de arte alternativos. Pero si uno viaja a Miami con guía edición 2009, por ejemplo, difícilmente encontrará una línea dedicada a Wynwood.
Es que la transformación de el barrio, como se lo solía llamar (porque era un enclave de puertorriqueños), es tan impresionante como reciente. Y no vino de la mano de ningún Giuliani de Florida ni mucho menos, sino gracias a enormes paredones de industrias y depósitos olvidados, sin ventanas ni vigilancia. Para los artistas, una tentación comparable a la de un chico frente a un quiosco desatendido.Así, donde antes había muros descascarados, ahora lucen obras de algunos de los mejores del street art, como la japonesa Aiko, los brasileños Os Gêmeos o los estadounidenses Shepard Fairey -creador del retrato de Obama con la leyenda Hope, que el presidente usó en su primer campaña- y Ron English, quien llevó su pintura de denuncia a las paredes más emblemáticas del mundo, desde el Checkpoint Charlie, en la Berlín de la Guerra Fría, hasta el muro de separación de Palestina.
También llama la atención el enorme retrato en rojo y negro de la política birmana y Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, o los murales que parecen gritar acerca de los males que aquejan al mundo, desde polución hasta violencia. Pero no todos los temas son de denuncia. Muchos de los artistas inventan mundos, juegan con colores y sorprenden con nuevas dimensiones y perspectivas. Como el hulk boy de English, un mural que se extiende también por el suelo y que se mezcla con las sombras de un árbol cercano, trazando distintos colores según los momentos del día.
LA VARITA DE GOLDMAN

Claro que, para que Wynwood empezara a despegar, hizo falta la intervención de un visionario como Tony Goldman, alguien a quien los norteamericanos llaman un placemaker. Es decir, un especialista en recuperar zonas deprimidas y decadentes, de lo que Goldman sabía bien (murió en septiembre último): como emprendedor inmobiliario revitalizó el South Beach de Miami y el SoHo en Nueva York, entre otros íconos de la movida urbana.
"Lo que vimos en Wynwood era un lugar sucio, llenos de edificios sin ningún valor arquitectónico..., el comienzo perfecto para lo que no existía en Miami: un distrito de arte", contó Goldman poco después de inaugurar este enorme lienzo a cielo abierto, en 2009, y lograr lo que en Miami parecía un cuento de ficción: que el grafiti pasara del asiento trasero de un patrullero a las paredes de los museos más importantes del mundo.
Hoy, las muestras de arte que aquí se organizan son las ferias satélite que generan mayor atención durante el Art Basel Miami Beach, cuya décima edición se celebró en diciembre. Más allá de ser uno de los puntos más visitados en esa fecha, Wynwood también recibe durante el año un buen contingente de turistas interesados en el nuevo perfil artístico de Miami.
También, en disfrutar de los cafés, bares y restaurantes que florecieron en la zona, y que desde afuera no dan indicio alguno de la sofisticación que guardan por dentro. Uno es Joey's (su dueño, Joey, es el hijo de Tony Goldman), de ambiente casual y comida refinada. El otro, Wynwood Kitchen and Bar, sirve empanadas, tapas y cócteles en medio, desde luego, de murales impactantes.
Eso sí: no es recomendable adentrarse en Wynwood -o las cuadras que lo rodean- un día cualquiera sin tener muy claro dónde se va. De día, sus calles son solitarias e intimidan de a ratos, pero de noche el ambiente es más distendido y poblado.Lo mejor es ir el segundo sábado de cada mes, cuando se celebra el Wynwood Art Walk y las galerías, los museos y estudios de artistas abren sus puertas al público hasta tarde en la noche, con música en vivo y champagne para todos (claro que nunca faltan los que van sólo por los tragos gratis).
Aunque si se habla de Wynwood hay que decir que, en realidad, lo mejor recién empieza.

Fuente: lanacion.com.ar




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