La cinta "No", de Pablo Larraín, no tuvo suerte: competía con "Amour", la austríaca favorita en casi todos los pronósticos. En cambio, el mérito por cinematografía fue a manos chilenas: a las de Claudio Miranda.
"Esta película fue una 'bestia' grande. La hicimos y lo que tuvo de bueno fue que todos estuvimos allí, apoyándola totalmente. Yo estaba totalmente metido con Ang y con el bello mundo que creamos", señaló el chileno, en su nervioso discurso de aceptación.El cineasta fue galardonado por su trabajo en la visualmente notable -y bella- "La vida de Pi" (traducida como "Una aventura extraordinaria" en algunos países latinoamericanos), que resultó la de mejor cosecha de la noche, con cuatro estatuillas incluida la de mejor director para Ang Lee.
La tarea fue titánica, coinciden quienes tomaron parte en la producción: a Lee le dijeron que la película sobre un adolescente que sobrevive a un naufragio en la sola compañía de un tigre de Bengala era simplemente irrealizable.
Pero el taiwanés no se dio por vencido: anduvo "con la angustia encima" -según dijo a los periodistas tras el Oscar- por varios años hasta dar con la receta visual para poner en pantalla esta "historia de base filosófica y de producción carísima: una receta poco recomendable y bastante peligrosa".
Y en esa apuesta, Miranda jugó un papel fundamental: su labor de fotógrafo fue la de pensar, cuadro a cuadro, cómo llevar a la pantalla la novel de Yann Martel, publicada en 2001 y convertida en best-seller, sobre la que se basa "La vida de Pi".
"Lo que más me gusta es hacer equipo con un director (como Lee) con el que nos estemos desafiando uno al otro, empujándonos para ir más y más lejos. Y eso no ocurre todas las veces", reveló el chileno-estadounidense.
Fuente: bbc mundo
"Esta película fue una 'bestia' grande. La hicimos y lo que tuvo de bueno fue que todos estuvimos allí, apoyándola totalmente. Yo estaba totalmente metido con Ang y con el bello mundo que creamos", señaló el chileno, en su nervioso discurso de aceptación.El cineasta fue galardonado por su trabajo en la visualmente notable -y bella- "La vida de Pi" (traducida como "Una aventura extraordinaria" en algunos países latinoamericanos), que resultó la de mejor cosecha de la noche, con cuatro estatuillas incluida la de mejor director para Ang Lee.
La tarea fue titánica, coinciden quienes tomaron parte en la producción: a Lee le dijeron que la película sobre un adolescente que sobrevive a un naufragio en la sola compañía de un tigre de Bengala era simplemente irrealizable.
Pero el taiwanés no se dio por vencido: anduvo "con la angustia encima" -según dijo a los periodistas tras el Oscar- por varios años hasta dar con la receta visual para poner en pantalla esta "historia de base filosófica y de producción carísima: una receta poco recomendable y bastante peligrosa".
Y en esa apuesta, Miranda jugó un papel fundamental: su labor de fotógrafo fue la de pensar, cuadro a cuadro, cómo llevar a la pantalla la novel de Yann Martel, publicada en 2001 y convertida en best-seller, sobre la que se basa "La vida de Pi".
"Lo que más me gusta es hacer equipo con un director (como Lee) con el que nos estemos desafiando uno al otro, empujándonos para ir más y más lejos. Y eso no ocurre todas las veces", reveló el chileno-estadounidense.
Fuente: bbc mundo
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