Casa Daros, un museo de 12.000 metros cuadrados (129.000 pies cuadrados) en una mansión de 1866 impecablemente renovada, albergará algunas de las obras adquiridas en los últimos 13 años por la coleccionista Ruth Schmidheiny, residida en Zurich, Suiza. En colaboración con el curador alemán Hans-Michael Herzog, Schmidheiny conoció a detalle el arte de Latinoamérica cuando el mundo le prestaba poca atención a la región. Las 1.200 piezas que compró provienen de 117 artistas, muchos de ellos vivos y aún activos.
Fue sencillo escogerlas, dijo Herzog en una conferencia de prensa el miércoles previo a la inauguración del sábado."En Europa no había nada de interés porque la gente desconocía el arte latinoamericano, la literatura latinoamericana sí (la conocían), pero el arte contemporáneo no", dijo Herzog. "Comenzamos a comprar y fue muy fácil porque el campo era muy rico".
Las piezas estuvieron almacenadas en Zurich, y muchas se han exhibido al público en esa ciudad, pero Schmidheiny y Herzog soñaban con tener un lugar para mostrarlas en Latinoamérica como una manera de detonar el diálogo entre los artistas en esta región tan diversa.
En un principio pensaban poner el museo en La Habana, pero las negociaciones con el gobierno cubano fracasaron. La violencia en Colombia a principios de la década del 2000, la situación política en Venezuela, la falta de infraestructura en los países andinos y una larga serie de situaciones llevaron a que la lista de posibles ciudades sede se redujera a Buenos Aires, Sao Paulo y Río de Janeiro, dijo Herzog.
Pero ya que Sao Paulo y Buenos Aires disfrutan de efervescentes escenas culturales, se establecieron en 2006 en Río, que para entonces seguía afectada por el narcotráfico y la violencia de las padillas además de estar fuera del radar el mundo del arte.
Desde entonces la situación ha cambiado con la pacificación de decenas de favelas de la ciudad, el descubrimiento de mantos petroleros cerca de sus costas, que han llenado la ciudad de petrodólares, y la Copa Mundial de Fútbol que llegará en 2014 a la que seguirán los Juegos Olímpicos de 2016.
En cuanto al arte, Casa Daros es el más reciente museo en inaugurarse en la ciudad, donde este mes abrió sus puertas el Museo de Arte de Río, dedicado al arte de los paisajes citadinos, y en los próximos años se inaugurará un museo de ciencia y otro de la imagen y el sonido.
"Claro que no teníamos idea de que Río se fuera a convertir en una ciudad de moda cuando se originó este proyecto", dijo Herzog. "Es fantástico para nosotros, cuando se trata de museos entre más mejor".
A diferencia de los otros museos Casa Daros es financiado por fondos privados, desde los 8 millones de dólares que costó el edificio hasta los 33,5 millones que se necesitaron para su restauración y el presupuesto operativo para el futuro cercano, según sus directivos.
La exposición inaugural, que permanecerá abierta hasta el 8 de septiembre, incluye obras de pintores, fotógrafos, escultores y videastas colombianos de las décadas de 1990 y 2000, cuando el país estaba más afectado por la violencia.
Entre las piezas destacadas hay una serie de esculturas de piedra de Nadin Ospina con motivos que remiten a las culturas precolombinas, pero de personajes como Mickey y Minnie Mouse y otras creaciones de Disney. También resalta el video de Juan Manuel Echavarría que muestra la caída de un plato de porcelana sobre una montaña de polvo blanco que sospechosamente parece cocaína.
Herzog dijo que eligieron comenzar por Colombia porque el arte colombiano es "casi desconocido" en su vecina Brasil, una barrera de diálogo entre las culturas latinoamericanas con la que Casa Daros busca acabar.
"No queremos ser un museo más", dijo Herzog. "Queremos ser un punto de reunión desde el cual surja algo más: sinergia".
Fue sencillo escogerlas, dijo Herzog en una conferencia de prensa el miércoles previo a la inauguración del sábado."En Europa no había nada de interés porque la gente desconocía el arte latinoamericano, la literatura latinoamericana sí (la conocían), pero el arte contemporáneo no", dijo Herzog. "Comenzamos a comprar y fue muy fácil porque el campo era muy rico".
Las piezas estuvieron almacenadas en Zurich, y muchas se han exhibido al público en esa ciudad, pero Schmidheiny y Herzog soñaban con tener un lugar para mostrarlas en Latinoamérica como una manera de detonar el diálogo entre los artistas en esta región tan diversa.
En un principio pensaban poner el museo en La Habana, pero las negociaciones con el gobierno cubano fracasaron. La violencia en Colombia a principios de la década del 2000, la situación política en Venezuela, la falta de infraestructura en los países andinos y una larga serie de situaciones llevaron a que la lista de posibles ciudades sede se redujera a Buenos Aires, Sao Paulo y Río de Janeiro, dijo Herzog.
Pero ya que Sao Paulo y Buenos Aires disfrutan de efervescentes escenas culturales, se establecieron en 2006 en Río, que para entonces seguía afectada por el narcotráfico y la violencia de las padillas además de estar fuera del radar el mundo del arte.
Desde entonces la situación ha cambiado con la pacificación de decenas de favelas de la ciudad, el descubrimiento de mantos petroleros cerca de sus costas, que han llenado la ciudad de petrodólares, y la Copa Mundial de Fútbol que llegará en 2014 a la que seguirán los Juegos Olímpicos de 2016.
En cuanto al arte, Casa Daros es el más reciente museo en inaugurarse en la ciudad, donde este mes abrió sus puertas el Museo de Arte de Río, dedicado al arte de los paisajes citadinos, y en los próximos años se inaugurará un museo de ciencia y otro de la imagen y el sonido.
"Claro que no teníamos idea de que Río se fuera a convertir en una ciudad de moda cuando se originó este proyecto", dijo Herzog. "Es fantástico para nosotros, cuando se trata de museos entre más mejor".
A diferencia de los otros museos Casa Daros es financiado por fondos privados, desde los 8 millones de dólares que costó el edificio hasta los 33,5 millones que se necesitaron para su restauración y el presupuesto operativo para el futuro cercano, según sus directivos.
La exposición inaugural, que permanecerá abierta hasta el 8 de septiembre, incluye obras de pintores, fotógrafos, escultores y videastas colombianos de las décadas de 1990 y 2000, cuando el país estaba más afectado por la violencia.
Entre las piezas destacadas hay una serie de esculturas de piedra de Nadin Ospina con motivos que remiten a las culturas precolombinas, pero de personajes como Mickey y Minnie Mouse y otras creaciones de Disney. También resalta el video de Juan Manuel Echavarría que muestra la caída de un plato de porcelana sobre una montaña de polvo blanco que sospechosamente parece cocaína.
Herzog dijo que eligieron comenzar por Colombia porque el arte colombiano es "casi desconocido" en su vecina Brasil, una barrera de diálogo entre las culturas latinoamericanas con la que Casa Daros busca acabar.
"No queremos ser un museo más", dijo Herzog. "Queremos ser un punto de reunión desde el cual surja algo más: sinergia".
Fuente: terra
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