Además hacía unos días que él había declarado ser fan de la Ambición Rubia. Porque era con su mujer, la Primera Dama o Michelle Obama, según gustos, con quien posaba a través de las redes sociales mostrando, sin ningún tipo de vergüenza, sus camisetas decoradas con la cara de Madonna.
Sobre lo que hablaron o no Madonna y el presidente, poco se sabe. Quizá todo pasara por un intercambio de saludos, sobre cómo estaba el país o por cómo podría ayudar la cantante al Partido Demócrata de cara a las nuevas elecciones estadounidenses.
Y es que a Madonna siempre le ha gustado apoyar a Obama, y a su partido (fue una de las artistas que más alzó la voz a favor del presidente en su campaña de 2008) y quizá ahora tenga algo que decir en la carrera presidencial de Hillary Clinton.
Puede que, incluso, se anime a repetir su hazaña en un concierto. Algo parecido a lo que hizo con Obama en un concierto de hace un tiempo donde, cuando nadie se lo esperaba, mostraba su espalda tatuada (con algo que se quitaba con un poco de agua, por cierto) con el apellido del presidente.
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