Sin embargo, algunas de las bases del auge del arte en Hong Kong parecen poco sólidas. Una de ellas es la cantidad de dinero que corre por el sistema como resultado de los bajos tipos de interés.
Por su parte, China es una amenaza y una oportunidad. Una desaceleración de la economía puede hacer mella en el consumo visible. Las ventas de obras de arte en la China continental se redujeron en un 44% entre 2011 y 2012, según los datos de los grupos de subasta Artprice y Artron.
Además existe el riesgo de que el gigante asiático intente recuperar el terreno perdido. La relajación de las normas de la censura o la reducción de los elevados impuestos para la importación de obras de arte podría ayudar a Shanghai y a Pekín a minar el liderazgo de Hong Kong. El gusto de los ricos compradores chinos por extrañas hacerse con extrañas obras de arte es en parte debido a que hay pocas opciones para invertir en el país.
Mientras oriente se enriquece, es inevitable que un día la región se convierta en un centro artístico que sea rival para París, Nueva York y Londres. Hong Kong parece por ahora la mejor posicionada, pero que esto continúe así dependerá tanto de la suerte como del diseño.
Fuente: http://cincodias.com
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